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VAYA MANERA DE REPARTIR LA HERENCIA

                            Vergara, 5 de agosto de 1915

Señor Juez de Paz

 Doña  Esmerejilda Beracochea  quien  vive quejándose  de problemas de salud que la afectan,  consulta asiduamente al médico  Dr Sala,  realiza  tambien viajes frecuentes en la diligencia    a  Yaguarón  y  Treinta y Tres a entrevistas médicas por sus  achaques,  se hizo presente en la comisaría esta mañana.

Me contó que hace tres días, tras sentirse muy mal, con taquicardia, chuchos y  falta de aire, mandó llamar urgentemente a su numerosa prole de hijos a quienes les informó  que estaba sumamente  enferma que presentía que no pasaba de la noche, y   que quería  repartir en vida sus bienes más preciados entre sus seres queridos para que no se anduvieran peleando entre hermanos  cuando se fuera de este  mundo.

Les cayó  como un balde de agua fría la noticia de la amada madre, rechazando unánimemente la propuesta.

Pero ella igualmente  entre  toses,  suspiros, quejidos  y abanicamientos   se expresó asi:

La mesa de la cocina ,  el armario y la vajilla para  ti María Angelica;  tu Jorge  te llevas la  cómoda el ropero y la mesita de luz, y  después que me entierren vienes por la cama; las herramientas de labranza propiedad de mi finadito, para ti Idelfonso;  la vaca lechera, el perro y el loro Francisco  para mi hija querida Alfonsina; el Sofá  de la sala principal,  el cristalero,   la araña,  la mesita ratona y otras menudencias la llevas tu mi dulce Dulcelina; el cuadro    imitación del gran Picasso  que cuelga en la  sala es tuyo Gertrudis; el caballo, el sulky  y los arreos, te los llevas tu mi guapo hijo  Ruleman; todas la existencias del gallinero – pavos, patos, gallinas y la chancha en horas de desocuparse- son tuyas Remedios.

Dice la doña que a  cada adjudicación que iba haciendo,  cada uno de los nombrados iba cargando lo heredado y marchándose con la tristeza en el alma y los muebles en un carro alquilado al carrero Navarro que ese día sacó para todo el mes.   

La casa al fin quedó vacía –con la cama solamente-  con doña  Esmerejilda  echada,  desfalleciente en ella,  acompañada de su fiel criada Ruperta.

Contra todo pronóstico  al dia siguiente la denunciante  se levantó  fenomenal, con buen ánimo y cayó en la cuenta de lo que había hecho apresuradamente.

Pidió a los hijos le devolvieran los bienes otorgados en última voluntad, pero ni noticias de ellos.

Así que terminó  radicando  una denuncia por apropiación indebida contra sus hijos,  quienes han sido citados para este sábado a su sede -disculpe que es feriado-   dado que tengo oídas que en el remate de Domingo Real Guerra -valga la redundancia- de este  domingo se inscribieron para subasta la mayoría de sus pertenencias.


Atte  
   
El Comisario de Vergara

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