Luego de
una semana casi, desde la navidad hasta hoy, durante
la cual pasamos de arriba para abajo persiguiendo el delito, recién hoy
31, pudimos bolear la pata del matungo y prepararnos para festejar la llegada del
nuevo año como cualquier cristiano normal.
Antes de darles asueto, convidé a la tropa para pegarnos un buen baño
en aguas del Parao, aprovechando de paso unos restos de jabón en barra en buen
estado que dejaron los presos, a los que le dimos libertad condicional hasta el
6 de enero para que pasaran con sus familias.
En el sitio del arroyo destinado para
caballeros, donde muere la calle Carolino Vergara (hijo del fundador del
pueblo, única persona viva que conozco con nombre de calle) procedimos a
quitarnos las ropas y tras breve chapuzón, salimos a la arena a enjabonarnos minuciosamente de pies a cabeza.
Luego de un par de minutos esperando al solcito que el
detergente aflojara la mugre acumulada,
nos zambullimos en las frescas aguas.
Nos reunimos después de algunos pataleos, en
rueda, con el agua por encima del
ombligo, siendo sorprendidos por la voz
del cabo Antolín Araujo quien advirtió:
- ¡Guarda un tronco que se viene en la corriente!
Y acto seguido nadó a su encuentro,
seguramente para llevárselo de trafoguero para el asado de la noche, conociendo
lo ambicionero que es.
Cuando lo fue a manotear, el tronco pareció
abrirse en dos, sacando un largo tramo
perpendicular al agua, exhibiendo unas enormes fauces coronadas de incontables dientes.
¡¡¡Es un yacaré!!! - grito el agente
Cigales, y rápidamente ganamos la orilla, trepando los árboles, sin mirar atrás, para ver
que suerte corría el Cabo.
Le voy a decir algo Sr Jefe.…. cuando le
digan que Jesús camino sobre las aguas, (Santa
Biblia - Mateo 14:22 ª 33) usted crea tranquilamente, ni piense en dudarlo.
Porque el cabo Antolín Araujo, no me
pregunte como, salió corriente abajo, a una
velocidad inusitada pisando la superficie del agua, sin
hundir ni siquiera el talón, mientras aquel bicho lo perseguía errándole mordiscones, emitiendo el chocar de sus dientes un “clap
clap clap”, que provocó la estampida
desesperada de pájaros, carpinchos, mojarritas y lobitos de rio.-
Nos vestimos rápidamente, ensillamos y salimos a todo
galope para interceptarlos en la Picada de los Almeida, pero pasaron como una exhalación; adelante Antolín, que le volaba el pelerío y atrás el caimán , con la idea fija y sus inexpresivos ojos clavados en él.
Tras tres horas de persecución no hemos tomado contacto visual
con los mencionados, solo escuchamos el
“clap, clap, clap” seguido de un “jueeeera
bicho” que retumba dentro del monte.
Estimamos que para la medianoche llegaremos
en la intersección del Parao con el Cebollati, donde nos espera el comisario de Charqueada y su
secuaces, con una red para interceptar al tenaz
perseguidor y fueguito
prendido para festejar el año nuevo con un yacaré a las brasas, que bien adobado es un primor. .-
Sin mas lo saludo atte deseándole un feliz
1909, rogándole que avise por teléfono a la guardia en
Vergara, que me levante el pantalón y los calzoncillos, que con la premura del caso, los deje debajo de
un mataojo.
El Comisario de Vergara
Charqueada 31/12/1909 - Dirigida al Jefe Politico de Treinta y Tres
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