Vergara 10 de mayo 1937
Señor Jefe Político
Ya
sabía yo, que el advenimiento de ciertos adelantos me iban a traer mas de un dolor de cabeza.
Desde
que en 1920 llegó el primer automóvil a Vergara, no he parado de recibir denuncias.
Los
criadores de patos, pavos, pollos y gallinas han sufrido en carne propia los
perjuicios, ya que los animalitos
acostumbrados a picotear bichitos en la
calle se ven sorprendidos por estos
locos al volante que sin sacar la pata del acelerador, se afirman en la bocina
para espantarlos.
Pero
eso no es nada al lado de los daños que efectúa el ferrocarril, Don Felipe
Robaina denunció el mes pasado la hecatombe de 25 vacunos que le fueron
arrollados; Don Cesar Telechea, presentó
una queja a principios de esta semana, que el tren le corto al medio un
rebaño de 200 ovejas, que llevaba a bañar, mientras cruzaban la via; el
italiano Roque Zito, pionero en esta zona de la cría de cerdos, trasanteayer,
sin ir mas lejos, preso de un ataque de ira manifestó en esta seccional, que un
convoy le atropello 12 chanchas en celo mientras iban escapadas –las muy sabandijas- rumbo a una porqueriza de su paisano Felipe
Padula, quien tiene un
pastor querendón del otro lado de la vía férrea.
Y así
decenas de denuncias relacionadas con daños sufridos en las haciendas por estas locomotoras sin respeto.
Una
comisión de vecinos damnificados, llamó a asamblea en el Club Uruguay, donde
por unanimidad, adoptó una drástica decisión.
Colocar
una barricada en el paso a nivel km 393
que hace intersección con el camino que sale para Arrozal 33, provocar la
detención de la máquina y entregarle al maquinista un memorándum conteniendo 12
puntos en el que le indican como conducirse al circular por estas zonas.
El
mueble utilizado para la barricada fue un enorme ropero de 4 puertas de origen
francés, que amablemente prestó mi esposa,
concurrente al mitin y propietaria de una puntita de ovejas en Costas de
Sarandi.
El guardarropa llevado en carreta, fue
colocado encima de la propia vía, disponiéndose un centenar de
manifestantes delante del fino y costoso
mueble.
A la 9
y 30 de hoy apareció el ferrocarril y empezamos a hacerle señas para que se
detuviera, pero parecía no vernos, pues
no aminoraba la marcha y en su lugar emitía un ruidoso pitido que asustaba.
Cuando estaba a unos 50 metros y caímos en la cuenta
que no pararía, nos tiramos
desesperadamente hacia los costados para salvar el pellejo al tiempo que
embestía el ropero Luis 15 cuyas tablas volaban por el aire como naipes.
Ese mismo centenar que esperaba su
arribo, ahora giraba sus talones y
mientras se desempolvaba la ropa lanzaba todo tipo de improperios al tren que
se iba como si nada.
Quien paga mis vaquillonas, gritaba Don Leandro;
y de mis ovejas quien se hace cargo, exclamaba don
Cesar; y lo mío porco, porca miseria, berreaba Don Roque.
Nos
dejaron sin respuesta vociferaba un asambleísta; nos dejaron sin seguridad, se
quejaba otro; nos dejaron sin
soluciones, chillaba otro más por allá.
-Y a nosotros nos dejaron sin ropero,
German…. llorisqueaba mi señora, con una cara que partía el corazón
Elevo
este informe a Usia, para que me ayude a
elevar una protesta a las autoridades nacionales, para sacar de circulación estos inventos modernos que tanto perjudican
a la producción nacional y para que sepa que viajare mañana
a Montevideo – en mi sulky, claro está- por lo que me ausentare unos
días a los efectos de adquirir un nuevo
ropero y
ropa, ya que tanto yo como mi familia quedamos solamente con lo puesto.
Atte
El Comisario de Vergara
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