Señor Jefe Político
Para amenizar las hogueras de San Juan, se larga un chancho enjabonado, otorgándose como premio a quien logre asegurarlo, un cordero, una damajuana de vino y 10 litros de naranjita.
Para estas celebraciones la comisión organizadora elige entre las piaras del pueblo, un puerco no muy grande, musculoso, no gordo, potente, ágil, condiciones que junto a un buen enjabonado lo tornan por su velocidad, su topada y resbalocidad,
dificilisimo de agarrar.
Escogieron justo uno mio, que venía alimentándolo a
cuerpo de rey, con maíz y chala con miras de faenarlo a fines del invierno.
Al culminar el acostumbrado ritual de fogatas, llevaron al cerdo a la vereda del
Altillo de Padula, lo remojaron abundantemente con regadera y lo embadurnaron
bien por el lomo , la panza y las patas, con 3 barras jabón bruto.
A la voz de
"largalo" del presidente de la comisión, soltaron el animal, quien arrancó una
furibunda carrera con el resplandor de las hogueras en el cuerpo, que semejaba un bola de fuego, por calle
Marcelo Barreto rumbo al Banco República, perseguido con prisa, por una
montonera de cristianos a los gritos, estorbándose, tropezando, cayéndose, haciéndose
zancadillas, prestos a arrojarsele encima.
Cuando cruzaba por la puerta del Club
Uruguay otro centenar de participantes se le venía de frente.
Desesperado el
lechón pegó un quiebre de cintura a la izquierda y se
mandó puerta dentro.
Justo se celebraba el cumpleaños de 15 de Selena Galíndez ,
hija del carnicero de La Lucha, dónde no machetearon ni un peso en galas, pompa y
boato.
Al ver entrar aquel chancho como estampida, los invitados pensaron que se
trataba de parte del show, como lo es el cotillón y se tiraban en palomita sobre
el porcino, que se resbalaba olímpico de los abrazos.
Para peor, ingresó al
recinto toda la gente que lo perseguía, aprovechando muchos de los invasores
para tomar y comer de arriba sin permiso ni control.
Aquello fue caótico.
La madre de la
niña apagó las luces para ver de que se fueran y fue peor, todos buscaban el
chancho al tanteo, se pechaban entre si, daban vuelta mesas y sillas,
arrastraban señoras de vestido largo, patinaban en las tortas, postres y
saladitos esparcidos por el suelo.
Tras un par de horas en aquel desbarajuste la madre logró llegar nuevamente a la llave de la luz y la encendió.
La escena que se podía apreciar era indescriptible.
Decir que allí fue el epicentro de un terremoto grado 10 en la escala, seria quedarse corto.
Se dió por terminada la celebración por falta de garantías y de que comer...y los invitados traumatizados mental y
físicamente se retiraron a sus casas.
Y algo curioso... de mi chancho no quedo
rastro alguno, desapareció como por arte de magia.
Lo buscamos por cielo y
tierra.
Un verdadero y oscuro misterio.
Misterio que resolví una semana después cuando la gente se empezó a
quejar de que los chorizos del carnicero Galindez tenían gusto a jabón.
Atte
Comisario de Vergara.
Parte dirigido al Jefe Político de Teinta y Tres 23 de junio de 1944
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