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UNA PITON EN LOS MONTES DEL PARAO


                                                 
                                                             

                                                                            VERGARA, 28 de diciembre de 1923
                                                                                  Dia de los Santos Inocentes
Sr JEFE POLITICO

Recordará usted que hace aproximadamente  cuatro años desapareció misteriosamente mientras cruzaba  La Picada de Laura -en inmediaciones de Charqueada- en los montes del   Parao  el carrero Rosendo Porfirio  Davila.

Se le cargó  el fardo como a tantas otras también enigmáticas  desapariciones, a una enorme pitón  que nadie asegura haber visto pero que los lugareños aseveran existe, convencidos  de  que ingresó al arroyo  por  la Laguna Merin  y el Cebollatí procedente del Matto Grosso.

Quedó su familia –mujer y 6 gurises- a la buena de dios, y ni siquiera la carreta ni los bueyes aparecieron, prosperando la idea en la zona que también sucumbieron en el vientre de la enorme culebra.

Graciana Correa –la mujer-   desamparada   y sin recursos  para mantener a las criaturas lo esperó un tiempito y luego se matrimonió  con un brasilero cazador de nutrias, de apodo Lagaritinho Pelotense que vende los cueros a  la barraca de frutos del pais de Felix B. Silvera, precisamente  en esta localidad de Vergara.

El brasilero, Graciana, los hijos de aquella y los hijos de ambos, llegaron ayer por la mañana con un carro lleno de pieles, aprovechando el viaje para surtirse de comestible,  y ante la cortés  invitación del barraquero, se quedaron a presenciar por la noche las carreras de sortijas de fin de año que se efectúan alrededor de Plaza Confraternidad.

La competencia estaba de lo más entretenida cuando ocurrió algo que es digno de resaltar.

Un jinete  salió de la esquina de la calle Francisco Tajes y Marcelo Barreto como una luz,  tacuara en mano rumbo al portal donde colgaba el aro y al pasar frente al Club Uruguay un grito prolongado se escuchó apagando los cascos del caballo

-Rosendoooooooooooooooo………………oooooooooooooooooooo

Era la voz de Graciana Correa, que había reconocido al  jinete, nada mas ni nada menos que su marido Rosendo Porfirio  Davila  desaparecido cuatro años atrás.

Porfirio, sorprendido miro hacia atrás, se distrajo por un momento, y paso de largo por la sortija metiéndose con caballo y todo en el altillo de Padula cuya puerta esquinera se encontraba abierta de par en par.

Quedo así al descubierto -desmentida en los hechos, digamos- la  aterradora fábula de la temible serpiente de La Picada de Laura, señalada como  culpable del desvanecimiento de unos reservistas del ejército del General Santos Arribio en el Paso del Dragón -un poco mas al este-  de 16  cargueros con barriles de caña y barricas de yerba de contrabando de los hermanos Feijoo, de arreos enteros de vacas, ovejas y caballos que desaparecían de las estancias de la 2ª sección como por arte de magia y de innumerables casos como los de Rosendo Porfirio Davila-.

Sin mas y esperando le sea reconocido el merito de la investigación a este destacamento, lo saludo con la estima y consideración política de  que usted es merecedor gracias a su inquebrantable  labor en pro de la patria y el partido.
                                                       
                                              El Comisario de Vergara






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