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PIRATAS EN EL PARAO.




Nuestra infantería recientemente se lanzó al patrullaje del mismísimo lecho del arroyo Parao, porque no solo por sus senderos y picadas transita el delito sino también  x sus aguas.
El famoso Morgan  BlackWater, viejo lobo de mar,  manotea cuánto semoviente y/o mercancía ajena encuentre en las orillas y los pasa a bodega, atacando ademas buques mercantes que surcan nuestras aguas territoriales.
Con un poder de fuego amplio y mercenarios armados hasta los dientes,  por años ha sido el terror de nuestras venas fluviales.
Tras la denuncia de un faltante de una tropilla de chanchos de un chiquero ribereño en La Picada, desplegamos nuestra flota  para encontrar y enfrentar por fin a los temibles piratas.
Era noche sin luna blanca.
Tras un minucioso patrullaje, en un recodo del arroyo, a los fondos de lo de Bringa,  nos topamos.
Sin pensarlo salté a la proa con el sable en ristre y grité como para que oyera - rendite bandolero; al tiempo que mis secuaces rodilla en tabla martillaban sus carabinas.
Tras un tenso silencio , izaron una bandera negra,  con un par de tibias y una calavera.
Y sin avisar, explotaron el cañón y una bala rauda  salió derecho mi cabeza.
Quiso dios  que  el cabo Antolín Araujo -arquero del Vergarense FC- estuviera atento a mi lado y volando cual masarico atrapó la bola y cayó con ella hecho un ovillo, entre unos sarandies, 15 metros más atrás.
Luego... un ronco alarido rasgó la noche.. -Al aaaaabordajeeee..
Y se nos vinieron al humo .
Nos enfrentamos a sable y fuego en un fiero combate que duró hora y media.
Una lucha sin cuartel. En ambos bandos caían hombres heridos
Hasta que al fin,   quedamos en pie, solo él y yo.
Frente a frente. El armado. Yo no.
Me miró fijo con su ojo sano; desenterró la pata de palo de la arena húmeda para mantener el equilibrio, clavó la espada en tierra y con el gancho  de su brazo izquierdo sacó tabaco y papel del bolsillo trasero.
Armó  un pucho con pasmosa velocidad y me pasó el paquete.
Armé el cigarro  con dificultad,  tembleque, apenas podía mantenerme en pie.
Sabía que  me atravesaría cuando se le antojara. Era frío y calculador como nadie. Ladino. Traicionero.
Percibía su mala intención con solo ver  la desagradable mueca en su cara, similar a una sonrisa.

Ni bien pasé la lengua por la hojilla,  me preguntó tanteándose las ropas

-Tenés fuego - .

-No vía tener, le respondí.

Y sin más, desenfunde el trabuco oculto de  la parte trasera del cinturón ...y le volé la cabeza.



INFORME DEL COMISARIO DE VERGARA A LA ARMADA NACIONAL.
VERGARA  26/5/1906







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