Pasadas las tradicionales fiestas, y los agasajos previos e intermedios a la navidad y año nuevo, el escribiente me avisa que se le terminó el papel, la tinta y se le mochó la pluma.
La calamidad de estos insumos se debe a la catarata de denuncias recibidas de los vecinos, que han echado falta de animales de corral y campo, idóneos para ocupar un sitio de privilegio en estas celebraciones.
Iniciamos una minuciosa búsqueda de indicios para dar con los responsables de la hecatombe, cosa difícil en virtud de que los jugos gástricos hicieron desaparecer parte de la prueba … y que se largó un temporal descomunal .
Igualmente bajo una cortina de agua salimos con la tropa de recorrida y el cabo Antolin Araujo –que iba a la vanguardia - nos indicó un hallazgo… huellas de todo tipo y tamaño que se adentraban formando un caminito hacia el fondo de una casa.
Nos apeamos y sigilosamente –protegidos por nuestras capas- seguimos el rastro…
Bien al fondo, detrás de unas arboledas se erguía un enorme galpón todo de madera, con una cantidad de ventanitas a los costados.
El agente Loreto Cuello se asomó por una de ellas para observar el interior y a una señal con su mano, no arrimamos y también curioseamos.
Había adentro un montón de animales que paso a detallar: ovejas, cabras, carpinchos, vacas, gallinas pavos, conejos, caballos, chanchos, patos, perros, gatos , cuises, loros…. Yo que sé..
Para completar nuestra sorpresa se abrió una puertita del galpón y protegido por un paragua, sacó la cabeza un anciano canoso y barbudo, que grito:
- Ehhh, que creen que hacen, esto es propiedad privada?
-Buscando los responsables de los grandiosos abigeatos navideños y findeañeros- le conteste, haciendo gárgaras debajo de la lluvia.
-Y yo que tengo que ver….?
-Va a tener que demostrar que esos bichos son suyos-insistí.
-Pero acaso no saben ustedes que se viene el fin del mundoooo… que estos animalitos que ven están en parejitas y que serán los encargados de perpetuar su especie cuando nadie quede en la faz de la tierra tras estas lluvias - aseveró
-Ja ja ja ja–exclamó Loreto, salpicando agua con su labios- pero si esto es un diluvio le está faltando el arca don Noe, no halla usté …?
Y dicha esta barbaridad, un rayo que abrió el cielo y un potente trueno, dieron paso a un furioso chaparrón.
Aquel galpón de madera empezó a resbalar en el pasto inundado, y se fue despacito en la bajada, hizo patito en un charco, llegó a una lagunita, y se fue, y se fue, se fue flotando como si fuera un barco, con aquel bicherío y el anciano adentro..
-Pa mi que este es el apocalípsis que andaban anunciando, Jefe - me dijo Antolin
-Siempre que llovió paró- le dije con firmeza, pa conformarlo
-Siempre que llovió paró- le dije con firmeza, pa conformarlo
Cuando el galpón-arca se perdió en el horizonte, y apretó mas el aguacero, el cabo Antolin Araujo arrancó un Padre Nuestro.
Atte
El comisario de Vergara.
Dirigida al Jefe Político de Treinta y Tres – 19 de enero de 1919
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