Vergara 5 de mayo de 1912
Señor Juez de Paz
Cada vez que llega la temporada estival
-por cuestiones relativas al
pudor- ponemos en circulación el
reglamento de baños que delimita la zona del arroyo adonde pueden hacer uso de las aguas las
mujeres por un lado y los hombres por otro, para no entreverarse.
La norma fue impuesta cuando comandaba en esta el comisario Oxley, hace unos cuantos años ya; que como usted sabe, cesó cuando le desarmamos el Pacto de la Cruz y el partido de gobierno
se hizo cargo de la Jefatura Política
de Treinta y Tres, confiándole esta
seccional a un servidor, en buena hora lo diga.
Desde el Paso del Arroyo Parao hasta donde culmina la calle Carolino
Vergara, corresponde bañarse a las
mujeres y desde ahí hasta el puente, a los hombres.
En esa intersección coloque una guardia a cargo del agente Fortunato Caraballo y el
guarda aduanero Porfirio Denis para
vigilar celosamente la
invasión de jurisdicciones por
parte de los mal intencionados que
intentan colarse mediante artimañas de todo tipo.
Precisamente en la tarde de ayer pescaron al gordo Heberbal Pimienta
mientras se deslizaba corriente arriba rumbo a las mujeres, camuflado bajo unos
camalotes flotantes.
Lo trajeron a este destacamento con
un anzuelo grande para bagadu enganchado
en la verija y en esa condición lo tengo
en el calabozo esperando a que lo desenganche
el doctor Sala que fue anteayer a
atender un parto difícil en Paso del Dragón y esta demorando su regreso por la
crecida del Tacuari.
Asi que en cuanto lo opere el medico lo tendrá por su recinto para aplicarle lo que la ley manda en infracciones de esta
calaña.
Sin mas asuntos que informarle lo saludo atentamente adjuntándole un par de
soberbias tarariras que me trajeran Caraballo y Denis que se que usted las sabrá apreciar.
El comisario de Vergara
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