Señor Jefe Politico
Alvarito Frijol es uno de los contrabandistas más escurridizos y caborteros de la comarca, que siempre está enfrentando y desafiando la inteligencia y la autoridad de esta fuerza policial a mi cargo.
Hace poco estuvimos a "esto" de agarrarlo.
Resulta que se anunció con bombos y platillos su casamiento en la iglesia local con la ciudadana Hermosinda Castillo.
El día y hora señalado bloqueamos todas las bocas de entradas al pueblo.
Y no solo rodeamos la iglesia sino que ingresamos de incógnito a la parroquia al cabo Antolín Araujo entre los invitados, sufriendo el contratiempo de que al percartarse la suegra de Alvarito de que había un colado a la fiesta, lo desalojó a golpes de cartera en la cabeza.
Estábamos disimuladamente apostados detrás de los árboles de la plaza que da al portal del templo, cuando un griterio nos alertó de la llegada de la novia en un pomposo carruaje.
Venía solita y sola, ella y el chófer tirados por 4 caballos blancos.
Descendió como levitando, flameandole los tules, y fue contenida por el padrino, quien al compás de la marcha nupcial interpretada x la banda local la ingresó prendida de su brazo, hasta detenerse, tras sublime caminata, frente al altar.
Pasaron minutos interminables en espera del novio, incertidumbre y tensión, haste que un caballo se acercó al galope tendido, rayando frente al templo sagrado.
Se apeó el jinete, y cuando amagamos a caer sobre el, advertimos que no era Frijol, se trataba del Indio Guevara, el chasque, quien se adentró a la iglesia con pasos largos, compadreando con unas botas de potro que le llegaban a la rodilla.
-Este viene a avisar que se suspende el casorio - me grito el cabo Antolín, semi oculto en el ramaje de un pino, con el ojo inflamado y ennegrecido por el carterazo.
Llegó al altar, entregó un papel al cura quien lo leyó atentamente.
Era un poder para casarse que había enviado este ladino de Alvarito, firmado ante el escribano Pedro Hegoburu.
Parece ser que estaba todo en orden pues desarrollo el sacramento sin más vueltas.
Quedamos con una cuarta de nariz.
Luego de esa afrenta lo buscamos por cielo y tierra sin poder encontrarlo por ningún lado, incluso durante el periodo de luna de miel le hicimos guardia en la casa, adónde frecuentemente entraban algunos familiares y el apoderado.
La custodia fue tenaz, los movimientos de la novia eran vigilados constantemente, dado que no solo estaba en juego el orgullo herido de nuestra fuerza sino una abultada recompensa por la captura de Alvarito que nos vendría de perillas para complementar los exiguos suelditos del estado.
Pero ni sombra del contrabandista, quien entraba y salia con asiduidad era el Indio Guevara, indudablemente el único contacto de la mujer con su esposo ausente.
Por eso nos sorprendimos enormemente cuando antes de los nueve meses corridos desde la boda Hermosinda apareció embarazada.
Donde, como, cuando, por por donde ? Nos tomo del pelo otra vez ?
Entonces, confundido, corri presuroso a lo del escribano Hegoburu para saber de primera mano que alcance tenia el poder.
Le comenté con lujo de detalles la situación... el escribano tomó su protocolo , ubicó la matriz del mandato y la leyó para si, ante mi atenta mirada.
-Qué me cuenta escribano - pregunté ansioso.
- Yyyy... que si UD está seguro que no fue Alvarito... Guevara se excedió en sus facultades...
Asi que bueno Sr Jefe .... cumplo con informarle de esta operacion, lo saludo con mi mayor estima, poniendo en su saber que el chasque Guevara acaba de presentarse en este destacamento a denunciar una amanaza fatal de Frijol , argumentando en su defensa que le salió de apoderado para casarse porque le pago el trabajo y que cuando le dan un encargo lo empieza y lo termina, que no es hombre de dejar las cosas por la mitad.
El Comisario de Vergara.
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