Vergara, 12 de febrero de 1910
Señor Jefe Político
Treinta y Tres
Como sabe, una Comisión de Damas se encarga de
organizar el tradicional Asalto de Máscaras, un baile de disfraces que se hace
en el salón de Padula y que culmina -sin aviso previo- irrumpiendo
en la casa de alguna de las encumbradas personalidades del pueblo.
El doctor Blanco, el Jefe de Correos Don Pedro Diogo, el de
Resguardo Aduanero Sr Segovia y Graña, el Juez de Paz Don Guillermo Terra,
entre otros, consecutivamente han sido asaltados de sorpresa por esta simpática
y avasallante algarabía.
Y este año salí sorteado.
Usted sabe porque me conoce, que no soy muy
apologista de estas bataholas, así que me quedé el sábado por la noche en casa.
Estaba jugando un solitario, cuando de pronto
golpean la puerta; abro y se abalanzó al interior de mi casa una turma de
mascaritos tirando papelitos, con pitos, matracas, serpentinas y lanza
perfumes.
Me levantaron en andas y me pasearon por todas las
habitaciones aturdiéndome con la gritería y remontándome por los aires.
Aquello pasó como una tormenta; cuando se fueron dejaron
todo patas para arriba y por si fuera poco arrasaron con la vajilla y con
cuanto utensilio de fácil transporte y ocultamiento se toparon.
Radiqué la denuncia correspondiente en la comisaría a mi cargo
encontrándome con el inconveniente de la identificación, ya que los presuntos
implicados estaban disfrazados.
Y para colmo, ordenada la citación de los responsables de
la organización, me vi forzado a retirar la denuncia ya que la
presidenta de la comisión de damas resultó ser mi mujer.
Así que le envío la presente solo a título informativo,
solicitándole -ahora si encarecidamente- que me compre y envíe por la
diligencia de Patricio Pereira que viene el miércoles para acá, un par de ollas
de aluminio, 6 platos de loza, y un juego de cubiertos de alpaca.
Lo saludo con la estima personal y partidaria que Vd se ha granjeado durante su
dilatada carrera al servicio de la divisa y la sociedad , aprovechando de paso
-por si tiene y le sobra- adjunte al pedido original un mazo de barajas
aunque sean usadas.-
El Comisario de Vergara.
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